viernes, 27 de febrero de 2009

Una reflexión de los Argentinos...

Argentinitos
He tenido la suerte de viajar. En cada viaje uno aprende y descubre cosas nuevas, pero no siempre las registra. Me di cuenta leyendo un comentario "galego" sobre el gallego chiste del albañil que se escucha en el post del lunes pasado. Lo contradictorio en este caso es que el chiste en cuestión fue contado en un programa de radio español. Pero bueno, el comentario me hizo tomar conciencia de que mil veces, en distintos lugares, me contaron chistes de argentinos. Terribles, irónicos, críticos, descriptivos, lapidarios y casi siempre, ciertos. Sin embargo no los registraba. Con el tiempo los olvidaba. Así funciona la mente de un argentino. Es tiempo de hacer justicia, de reconocer lo que debemos reconocer. De aceptar la mirada que nos devuelven de nosotros mismos, como nosotros hacemos con los demás todo el tiempo. Algunos relatos nos parecerán terribles, injustos, exagerados, tendenciosos, falsos. Es la misma moneda con la que nosotros pagamos. Así que a respirar bien hondo y a soportar la andanada. Será liberador y hasta maravilloso poder vernos en ese espejo que nosotros mismos fabricamos. Comenten esta consigna. Envienla a todo el mundo. Se dicen muchas cosas de nosotros y está bueno que un día las escuchemos, todas juntas y al mismo tiempo. Chistes sobre "ARGENTINOS" mis amigos. Y a contar antes de que se acabe el mundo.Maestro, háblanos de los argentinos. Los argentinos están entre vosotros, no son como vosotros. No intentéis conocerlos, porque su alma vive en el mundo impenetrable del dualismo. Los argentinos beben en una misma copa la alegría y la amargura. Hacen música de su llanto -el tango- y se ríen de la música de otros. Los argentinos toman en serio los chistes y de todo lo serio hacen una broma. Ellos mismos no se conocen. Nunca subestiméis a los argentinos. El brazo derecho de San Pedro se supone que es argentino, y el mejor consejero del demonio también. Argentina nunca ha dado un gran santo ni un gran hereje, pero los argentinos pontifican sobre los herejes y heretizan a todos los santos. Su espíritu es universal e irreverente. Creen en la Difunta Correa, la interpretación de los sueños y el horóscopo chino, todo al mismo tiempo. Tratan a Cristo de 'el flaco' y se mofan de los ritos religiosos, aunque no se pierden Tedeum ni misa alguna. No creen en nadie, pero se creen todo. No renuncian a sus ilusiones ni aprenden de sus desilusiones. ¡No discutáis con ellos jamás! ¡Los argentinos nacen con sabiduría inmanente! ¡Saben y opinan de todo! En una mesa de café arreglan el mundo, que siempre funciona como ellos piensan, no como es. Cuando los argentinos viajan, todo lo comparan con Buenos Aires. Son 'El pueblo elegido'; por ellos mismos.Se pasean entre los demás pueblos como el espíritu sobre las aguas: ¡Sin absorber nada de ellos!. Individualmente, se caracterizan por su simpatía e inteligencia, en grupo son insoportables por su griterío y apasionamiento. Cada uno lleva en sí la chispa del genio, los genios no se llevan bien entre ellos. Por eso, reunir a los argentinos es muy fácil, unirlos es imposible. Un argentino es capaz de lograr todo en el mundo, menos conseguir el aplauso de otros argentinos. La envidia es una enfermedad genéticamente arraigada en estos sudamericanos incurables. No les habléis de la lógica. La lógica implica razonamiento y mesura. Los argentinos son hiperbólicos y desmesurados. Si os invitan a comer, no os invitan a una comida sino a 'morfar' la mejor comida del mundo. Cuando discuten no dicen: 'No estoy de acuerdo con usted' sino 'Usted está total y absolutamente equivocado'. Tienen una tendencia antropofágica. 'Se la tragó' significa haber sobrepasado o aventajado a otro. Muchísimas de sus referencias son igualmente gastronómicas. Para referirse a una mujer bien dotada, suelen decir que es un 'budinazo', un 'bombón' o cualquiera de esas expresiones. Aman tanto la contradicción que llaman 'bárbara' a una mujer linda, a un erudito lo bautizan 'bestia' y a un mero futbolista 'genio'. Cuándo acceden a hacer un favor no dicen 'sí', sino '¡cómo no!'. Son el único pueblo del mundo que comienza sus frases con la palabra 'NO'. Cuando alguien les agradece por algo, dicen: 'No, de nada', o simplemente 'no', con una sonrisa.Los argentinos, tienen dos problemas para cada solución. Pero intuyen las soluciones a todo problema. Cuando estuve la última vez en Buenos Aires me admiró que cualquier argentino dijera que sabía cómo pagar la deuda externa, enderezar a los militares, aconsejar al resto de América Latina, eliminar el hambre en África y enseñar economía en Estados Unidos. Cuando quise predicar mis ideas, empezaron por enseñarme cómo tenía que hacer para llegar a ser un buen predicador. Se asombran de que los demás no vean cuán sencillas son sus recetas y no entienden por qué el mundo no les hace caso. Los argentinos también eligen cuidadosamente metáforas para referirse a lo común con palabras comunes. Por ejemplo, a un aumento de tarifas lo llaman rebalanceo de ingresos', a un incremento de impuestos: 'modificación de la base imponible' y a una devaluación del peso: 'una variación en la relación cambiaria'. Un plan económico es siempre 'un plan de ajuste', lo que daría a entender que en la economía Argentina ya no quedan tornillos por apretar. Una operación financiera de especulación la llaman con el inocente nombre de 'bicicleta'. Todo argentino que se precie ha pedaleado alguna vez.Viven, como dijo Ortega y Gasset, una permanente disociación entre la imagen que tienen de sí mismos y la realidad. Jamás se miran al espejo para verse bien cómo son. Tienen un porcentaje altísimo de psiquiatras y psicólogos y se ufanan de estar siempre al tanto de la última terapia de moda. Poseen un tremendo súper-ego, pero no toleran que se lo mencione. Tienen un espantoso temor al ridículo, pero se describen a sí mismos como liberados y pertenecientes al llamado 'primer mundo'. Son convencionales y prejuiciosos, pero creen ser amplios, generosos y tolerantes. Son racistas al punto de hablar de los 'negros de mierda' y se jactan, erróneamente, de no tener indios en su territorio. Espejo e imagen, concentran en ellos mismos el terrible choque entre la fantasía y la realidad. Los Argentinos son italianos que hablan español. Pretenden sueldos norteamericanos y vivir como ingleses. Dicen discursos franceses y votan como senegaleses. Piensan como ‘zurdos’ y viven como burgueses. Alaban el emprendimiento canadiense y tienen la organización boliviana. Admiran el orden suizo y practican un desorden tunecino.

POsteado de Tito Bustamante, una mente de atar...

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